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Contamos historias
y si no, no somos.

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Contamos historias
y si no, no somos.

En la cátedra NUEVA Bornia contamos historias. Estamos hechos de ellas. Somos las historias que nos contaron y las que queremos contar. Contamos historias desde los orígenes del ser humano. Contar historias nos ayuda a entender el mundo, a darle sentido a las cosas que ocurren, a vivir. Narrar historias es, de algún modo, una escuela emocional.

En la Cátedra NUEVA Bornia la propuesta es integrar a los alumnos y las alumnas en las múltiples y complejas áreas que conviven en la producción audiovisual. Esa fusión de tareas contiene tanto un carácter técnico/práctico que aporta soluciones al desarrollo de las diferentes narrativas, como otro filosófico/intelectual que se entiende como una mirada del mundo personal y comprometida que alimenta y enriquece el relato.

Nuestro trabajo como docentes y profesionales del mundo audiovisual es que los y las estudiantes comprendan el compromiso grupal que adquiere cada trabajo, cada consigna. Que por sí mismos y mismas logren integrarse a un equipo de trabajo. El conocimiento y la integración son los factores que los y las preparan para su futuro profesional.

Muchas veces creemos que crecer o evolucionar es hacer cosas, nos olvidamos que el crecimiento se da hacia adentro y que tiene que ver más con el ser que con el hacer. Por eso decimos que no se trata del contenido, ni siquiera se trata de los trabajos prácticos que son del orden del hacer, este camino que comenzamos hoy es para descubrir quiénes somos (y esa tarea es del orden del ser).

Saber no es el fin, el hacer no es lo importante

Pensamos que venimos a este espacio para conocer cómo funciona una cámara o cómo hacer trucas en el after. Eso está bueno, a mí me encanta, pero no hace falta cursar una carrera universitaria para eso. El hacer se aprende en youtube. Venimos a saber qué somos, y está claro que no cursamos para ser youtubers.

¿Qué es lo
que somos?

Descubrir qué somos es bastante difícil, estamos toda la vida en esa búsqueda. Probablemente todos y todas acá quieran ser algo parecido a lo que llamamos cineasta o realizador/a audiovisual. Ese ser que necesita hablar en un lenguaje distinto llamado audiovisual y pretender con él contar historias, trasmitir emociones, empatizar con el otro, perdurar con su obra.

Orson Welles murió en el 85 y vivió 70 años. El Ciudadano Kane, la obra es de 1941 y ya tiene 81 años. Eso es lo que queda de nosotres como cineastas, como creadores, las obras en las que participamos en el rol que sea.

¿Solo hacemos cine?

No, no solo hacemos cine. El cineasta es un poeta, es un narrador, y a eso venimos acá. A aprender a contar, porque eso es lo que perdura. Es hora entonces de revisar todo lo que conocemos para entender qué es lo que somosHacernos responsables ante la propia existencia y buscar motivaciones para darle sentido.